TURISMOFOBIA
Hace ya unos días que, en algunos lugares concretos de España, un tema ha estado invadiendo las calles. La población parece estar muy preocupada y prácticamente todo el mundo habla de ellos. Ese tema es la Turismofobia.
Primero de todo, la turismofobia es el conjunto de actos vandálicos, protestas e incidentes, incluyendo ataques perpetrados, contra a los turistas. Se protesta por un modelo de masificación turística, que genera trabajo precario.
Aunque técnicamente, a pesar de que el término turismofobia ha sido declarado como un neologismo válido, los expertos aseguran de que no existe una base empírica en la literatura psicológica que sustente que exista una fobia al turismo o a los turistas. Es un término criminalizador que apunta a otras fobias, especialmente a la xenofobia, basándose en la falacia de que nuestra lucha consiste en rechazar a los de fuera. No es fobia porque no es miedo, el rechazo es a un modelo productor masivo de injusticia social.
Claramente hay comunidades más afectadas que otras por este movimiento. Algunas de las más destacadas son:
BALEARES
Han aparecido paredes o muros y demás sitios públicos pinturas en contra de los turistas, como por ejemplo: "Stop guiris", "El turisme destrueix la ciutat (El turismo destruye la ciudad)" y "Tourist go home; Refugees Welcome (Turistas volved a casa, bienvenidos refugiados)". Este tipo de episodios fueron repitiéndose pero nunca pasaron a nada mayor. También, han habido manifestaciones con pancartas con lemas como: "La masificación turística nos explota" y otros carteles situados en hoteles a vista de toda la gente. Mallorca incluso ha llegado a la situación límite donde hay récord de visitantes, de ocupación hotelera, precariedad laboral o saturación de infraestructuras. A pesar de todo esto, el Govern rechaza acciones contra el turismo pero no se plantea multas o sanciones contra ellos.
BARCELONA
Han habido manifestaciones, pintadas que animan a los turistas a practicar balconing, brotes vandalismos y otras acciones. Barcelona se ahoga en su principal fuente de riqueza y nadie encuentra una fórmula para equilibrar el paso de 30 millones de visitantes al año por un ciudad de 1,6 millones de habitantes. A consecuencia de esto, los vecinos ya han entregado lugares "perdidos" como las Ramblas o Plaza Catalunya, "apoderados" por los vecinos. Otra consecuencia de la llegada de tantos turistas, según los habitantes, han sido los precios de viviendas. Ha aumentado entre un 9% y un 16%, lo que obliga a muchos vecinos a abandonar sus casas.
VALENCIA
En Valencia, la gente tiene miedo de que pase como en Barcelona, no quieren que los turistas "devoren" los barrios. En el centro de Valencia, el 40% de los apartamentos sin turísticos, sin contar hoteles, hay 26.000 vecinos censados que conviven con 10.000 turistas. Habitantes afirman que tienen conflictos de convivencia ya que hay apartamentos en edificios con vecinos aunque sea ilegal. También aseguran que cuando hay turistas que creen que tienen derecho a hacer lo que no les dejarían hacer en un hotel (fiestas, ruidos...). Los vecinos están preocupados porque si se denuncia, el dueño recibe una multa de 400 euros y petición de cerrar el piso, pero queda la voluntad del propietario, al que le sale rentable mantenerlo abierto, cobran altos precios porque hay mucha demanda, a pesar de la multa ya que el cierre solo lo puede decretar un juez.
BARCELONA
Han habido manifestaciones, pintadas que animan a los turistas a practicar balconing, brotes vandalismos y otras acciones. Barcelona se ahoga en su principal fuente de riqueza y nadie encuentra una fórmula para equilibrar el paso de 30 millones de visitantes al año por un ciudad de 1,6 millones de habitantes. A consecuencia de esto, los vecinos ya han entregado lugares "perdidos" como las Ramblas o Plaza Catalunya, "apoderados" por los vecinos. Otra consecuencia de la llegada de tantos turistas, según los habitantes, han sido los precios de viviendas. Ha aumentado entre un 9% y un 16%, lo que obliga a muchos vecinos a abandonar sus casas.
VALENCIA
En Valencia, la gente tiene miedo de que pase como en Barcelona, no quieren que los turistas "devoren" los barrios. En el centro de Valencia, el 40% de los apartamentos sin turísticos, sin contar hoteles, hay 26.000 vecinos censados que conviven con 10.000 turistas. Habitantes afirman que tienen conflictos de convivencia ya que hay apartamentos en edificios con vecinos aunque sea ilegal. También aseguran que cuando hay turistas que creen que tienen derecho a hacer lo que no les dejarían hacer en un hotel (fiestas, ruidos...). Los vecinos están preocupados porque si se denuncia, el dueño recibe una multa de 400 euros y petición de cerrar el piso, pero queda la voluntad del propietario, al que le sale rentable mantenerlo abierto, cobran altos precios porque hay mucha demanda, a pesar de la multa ya que el cierre solo lo puede decretar un juez.
ANDALUCÍA
En Andalucía ocurre lo mismo, habitantes tienen que abandonar sus casas porque sus pisos van a ser alquilados a turistas, además de los problemas con el alcohol y las despedidas de soltero. Es normal ver en los fines de semana a grupos jóvenes disfrazados bebiendo por las terrazas. Han habido incidentes por la presencia de turistas, más allá de las quejas vecinales que se han registrado por ruidos o suciedad.
PAÍS VASCO
Muchos jóvenes han anunciado campañas de protestas y sabotajes con carteles y pintadas. Esto ha ocurrido principalmente en San Sebastián.
En otras ciudades europeas, como Roma o Reikiavik, se han comenzado a tomar medidas para acotar el turismo de masa y evitar el llamado Síndrome de Venecia, un fenómeno de turistificación por el que los habitantes huyen de los centros urbanos por culpa del aumento del precio de la vivienda y la invasión de hoteles y apartamentos dedicados al turismo y que amenaza con la propia supervivencia del sector turístico.
La turismofobia española crece en Madrid, San Sebastián, Granada, pero tiene su epicentro en Barcelona, es la ciudad española que recibe más turistas. El año pasado atrajo a 30 millones de visitantes, y las encuestas dicen que el turismo es la principal preocupación de los locales, por encima del desempleo, tráfico, acceso a la vivienda. A partir de estos problemas, han aparecido grupos de izquierda que tratan de sintetizarlo con acciones más violentas que civilizadas. El grupo más notorio se llama Arran, que forma parte de la CUP (Candidatura d'Unitat Popular, independentista catalán), más conocido por parar un bus turístico y pinchar las ruedas y pintarlo, o también por sus murales con frases como "Tourist go home (Turistas iros a casa)" o "All tourist are bastards (Todos los turistas son bastardos".
Como bien sabemos, este pasado mes de agosto, en Barcelona, ocurrió el primer atentado en España, pero desde entonces ya nadie habla de ello, al contrario de la turismofobia, que aumenta la molestia de los ciudadanos. Lo significativo es la forma de que los turistas transforman los espacios y las vidas, los comercios se remplazan por tiendas de souvenirs, comida basura y creveza barata, y las viviendas por hospedajes o pisos turísticos como Airbnb o Homeway, que funcionan sin habilitación, por lo que el municipio ya no puede usar licencias hoteleras para regular la saturación de cada zona, y todo queda en las manos del mercado.
A pesar de todos los aspectos negativos de la turismofobia, esta también tiene aspectos positivos:
- Sin turismo no hay recuperación económica. El turismo genera 1 de cada 4 empleos, beneficiando sobretodo a los jóvenes. El turismo es el pilar sobre el que se ha construido la recuperación económica.
- Recuperación de espacios. Antes de los turistas habían barrios conflictivos y de inseguridad con drogas y marginalidad.
Otro tema que preocupa es como afecta la turismofobia al medio ambiente. Expertos afirman que existe el turismo sostenible y que tiene 4 "patas": viabilidad económica, medioambiental, social y cultural. Aunque ni la administración española está concienciada. De esta manera, la sostenibilidad no es únicamente la protección ambiental, sino también la protección de los trabajadores del sector, patrimonio cultural, vecinos y el cuidado de todas las partes implicadas.
Podemos observar distintos impactos ambientales negativos del turismo:
Cada millón de turistas que recibe España consume 11 millones de litros de combustible, 2 millones de alimentos y 300 millones de litros de agua. Además de 300 millones de litros de aguas residuales, 25 millones de kilos de CO2 y 1,5 millones de basura. También la concentración geográfica de la oferta turística crea presión sobre los ecosistemas y comunidades locales. Además de todo ello de la contaminación acústica, lumínica y del aire, acumulación de residuos, rivalidad por la utilización de recursos naturales, y erosión de la zona y utilización extensiva del transporte privado.
Podemos observar también efectos positivos sobre el medio natural:
Ayuda a la adopción de medidas para preservar los recursos naturales: crea valor económico y desarrollo local, genera ingresos que pueden ser reutilizados en objetivos de conservación, incrementa el interés de las empresas comprometidas con el medio ambiente. Asimismo, el turismo concede un medio para demostrar y comunicar la apreciación medioambiental.
En mi opinión, como he explicado anteriormente, la turismofobia no es el mejor término con el que definir el problema que ocurre, puede confundir, especialmente a los ciudadanos, que suelen dirigirse con ira a los turistas. Ellos solo son la cara de la industria turística. Es mucho más fácil culparlos a ellos en vez de a la industria en si, políticos, urbanismo... y esto causa un desvío de atención de los verdaderos problemas que ocurren no solo en las ciudades que está presente la turismofobia, sino en toda España. En las ciudades afectadas se les distrae tomando hechos de los turistas, y al resto de ellas, las tienen distraídas con problemas de otros sitios. Es verdad que es un inconveniente, pero se podrían tomar medidas, aunque sean mínimas, para reducir el odio de los ciudadanos hacia los turistas. Hay que aportar a la gente a aprender a convivir con otras personas, aunque sea de lugares desconocidos. Tan solo hay que imaginar una cosa, que vamos de vacaciones a otro país para visitarlo y enriquecer nuestra cultura, no nos gustaría que los ciudadanos de ese país nos mirasen mal por la calle ni nos insultaran, y ver carteles en contra de uno mismo. Es lo que pasa cuando vienen los turistas a España.
Otro punto de vista bastante curioso es que ¿por qué en lugares como Benidorm o Canarias no hay turismofobia? Son lugares destinados al turismo, es decir, desde el siglo XX los turistas viajaban a estos destinos, son monocultivos dedicados al turismo y la ciudadanía local está vinculada, pero el turismo no ha entrado en sus barrios. Yo creo que, al igual que en estos sitios, toda España debería aceptar a los turistas, y que ellos respeten que donde ellos están de fiesta o vacaciones, viven familias que hacen su día a día.
👍👌
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