CONTAMINACIÓN POR RESIDUOS TECNOLÓGICOS
La tecnología ha avanzado de una manera que querer tener el último móvil, ordenador o cualquier dispositivo ya sea por necesidad o por gusto, son acciones típicas y comunes del día a día. Pero, ¿qué ocurre con lo viejo?, ¿a dónde va?. Y además, debemos tener en cuenta que las tecnologías son cada vez más efímeras: antes, hace 50 años, un teléfono fijo duraba 20 o 30 años, una heladera era para toda la vida y un televisor duraba más de 20 años. Hoy en día, los teléfonos los desechamos cuando se les agota la batería (de 2 a 3 años, incluso antes), las heladeras no duran más de 10 años, y en los últimos 15 años, ¿quién no ha cambiado un televisor?, acaso ¿alguien usa su primer televisor color?
Los desechos tecnológicos, chatarra electrónica o basura tecnológica son todos los dispositivos alimentados por la energía eléctrica cuya vida útil ya ha terminado. De forma complementaria, la obsolescencia programada o planificada es la determinación, planificación o programación del fin de la vida útil de un producto, de modo que tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante o por la empresa durante la fase de diseño de dicho producto o servicio, este se torne obsoleto, no funcional o inútil.
Mientras los aparatos están en funcionamiento no presentan ningún tipo de riesgo, salvo el CO2 que puedan producir, pero al desecharlos en basurales comunes, estos reaccionan con el agua y la materia orgánica liberando tóxicos al suelo y a las fuentes de aguas subterráneas. En ese momento la contaminación se vuelve seria.
Los profesionales en la salud detallan los problemas que suponen para el organismo materiales como el plomo (perturbaciones en la biosíntesis de la hemoglobina y anemia, incremento de la presión sanguínea, daño a riñones, abortos, perturbaciones en el sistema nervioso y disminución de la fertilidad en el hombre), arsénico (letal), selenio (desde sarpullido e inflamación de la piel hasta dolores agudos), el cadmio (diarrea, dolor de estómago y vómito severo, fractura de huesos, daños al sistema nervioso, e incluso puede provocar cáncer), el cromo (erupciones cutáneas, malestar de estómago, úlcera, daños en riñones e hígado y cáncer de pulmón), el níquel (afecta los pulmones). Uno de los dispositivos que más preocupa a ambientalistas son los teléfonos celulares, los cuales contienen en sus baterías componentes altamente tóxicos como el litio, níquel o el cadmio.
Como soluciones se pueden optar a las leyes, como pasó el la India en 2011, por ejemplo, que se aprobó una Ley de Basura Electrónica que responsabiliza a las empresas de hacerse cargo de todo el ciclo de vida de los productos electrónicos, desde el diseño hasta su reciclaje una vez que deja de funcionar. Otra alternativa ha sido favorecer dispositivos reutilizables. Google y Motorola presentaron el "Proyecto Ara", un smartphone modular en el que se pueden reemplazar piezas, De este modo se podrían actualizar la batería o el procesador del equipo sin tener que desechar todo el dispositivo en si.
A pesar de esto, todavía no se sabe la forma de salir de la costumbre de querer siempre un dispositivo nuevo, llevar lo último. Las estadísticas no son positivas, pero lo más importante es comenzar a tomar conciencia por parte de cada uno. Si uno no hace nada por el lugar donde vivimos todos, difícilmente otros lo hagan. Por eso, tenemos que aportar cada uno nuestro granito de arena para mejorar el mundo en el que vivimos.
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